La atención plena o mindfulness es una práctica popular en nuestra cultura actual, pero ¿cuál es su lugar en la vida del Cristiano? Tal vez como creyente, tú has sido escéptica de algunas de estas prácticas “espirituales” de la nueva era, y con razón. Siempre necesitamos sopesar todo a la luz de lo que enseña la Biblia.
Pero, ¿y qué tal si practicar la atención plena puede ayudarnos a acercarnos más a Dios?
¿Qué es la Atención Plena?
Mindfulness es simplemente estar presente y ser consciente de lo que sucede a tu alrededor sin juzgar o reaccionar ante ello. Es una forma de dejar de lado nuestros miedos y preocupaciones, y simplemente estar completamente presente.
Aunque parece un concepto tan fácil, puede ser todo lo contrario; se necesita disciplina para calmar tu mente el tiempo suficiente para ver una diferencia en tu vida.
Lo Que No es la Atención Plena
Cuando piensas en la atención plena, es posible que no la consideres una práctica cristiana. De hecho, puede que la asocies explícitamente con otras religiones como el budismo. Pero la realidad es que la atención plena puede ser practicada por cualquier persona de cualquier religión, no discrimina.
Además, la atención plena no es un concepto nuevo. La atención plena se ha practicado durante siglos, e incluso los primeros cristianos la practicaron en forma de meditación en la Palabra de Dios, que veremos a continuación.
Mindfulness en la Biblia
Mindfulness ciertamente no contradice nada en la Biblia; de hecho, las Escrituras aprueban este tipo de estilo de vida. Por ejemplo, en Mateo 6:34, Jesús nos anima a no preocuparnos por el mañana, porque el día de hoy ya tiene suficientes problemas. Para no preocuparnos, debemos permanecer anclados en el presente y conectados con Dios.
Otro pasaje que me viene a la mente es el famoso Salmo 46:10: “Estad quietos y sabed que yo soy Dios”. Él nos ordena que nos quedemos quietos y contemplemos Su grandeza.
Hay innumerables otros ejemplos de Escrituras que apuntan a las personas a ser conscientes, por lo que claramente es una práctica que puede ayudar a cualquier persona a crecer en su fe y acercarse a Dios. En nuestra sociedad actual, reducir la velocidad lo suficiente como para ser conscientes de nuestro entorno y de cómo nos sentimos es en realidad una forma en que podemos conectarnos con el Señor.
Atención Plena y Meditación
La atención plena combinada con la meditación para mejores resultados. La meditación es una práctica bíblica de escuchar y reflexionar profundamente sobre la Palabra de Dios. Todos pueden beneficiarse al aprender a cómo calmar nuestras mentes y cuerpos a través de la atención plena para que estemos listos para escuchar a Dios. Él no puede hablarnos cuando estamos en constante movimiento tanto por dentro como por fuera. La atención plena nos permite recibir lo que el Señor quiere hablarnos.
1 Tesalonicenses 5:17 nos anima a “orar sin cesar”, lo que significa que debemos estar en constante comunicación con Dios para tener una vida de fe saludable. La forma en que podemos hacer esto es a través de la meditación y la atención plena. Los Salmos son excelentes pasajes para meditar, ya que nos recuerdan el amor constante de Dios por nosotros.
Prácticas de Atención Plena
Puedes encontrar una plétora de prácticas de atención plena en el Internet, pero aquí hay algunas para comenzar:
1. Ejercicios de respiración
No te das cuenta de lo superficial que es tu respiración hasta que te detienes y prestas atención. La mayoría de nosotros respiramos con el pecho en lugar de con el estómago, lo que puede exacerbar nuestros niveles de ansiedad y estrés. Las respiraciones abdominales profundas nos reponen con más oxígeno y pueden calmar nuestros sistemas.
Puedes seguir prácticas de respiración guiadas o simplemente tomarte unos minutos cada día para reducir la velocidad y concentrarte en tu respiración. Notarás que tu estrés se disipa al hacer esto.
Puedes usar la respiración para acercarte a Dios practicando la respiración profunda al comienzo de tu oración o tiempo devocional. Tómate un momento para respirar profundamente y concentrarte en tu respiración. Esto te ayudará a estar más presente en tu tiempo espiritual con Dios.
2. Escribir en un Diario
Llevar un diario es una excelente manera de practicar la atención plena.
En primer lugar, el acto de escribir físicamente nos obliga a reducir la velocidad cuando estamos tan acostumbrados a escribir en nuestros teclados. En segundo lugar, llevar un diario te ayuda a estar en contacto con tus sentimientos y emociones, lo que te conecta con el presente.
Dedica 10 minutos cada mañana (quizás después de tu devocional matutino/tiempo de lectura de la Biblia) para escribir en un diario lo que te venga a la mente. Pueden ser pensamientos que tengas sobre lo que acabas de leer, cómo te sientes o qué notas en ese momento.
Se constante al respecto y observa cómo cambia tus días. ¿Te sientes con más energía y lista para enfrentar los días? ¿Te sientes más tranquila y más conectada con Dios?
3. Habilidades “Qué”
En combinación con las dos estrategias anteriores puedes usar las Habilidades Qué. Este es un conjunto de habilidades (observar, describir, participar) que se enseña en la Terapia Conductual Dialéctica (DBT), un tratamiento creado por Marsha Linehan. Usando las habilidades Qué, observas tus eventos internos (es decir, sentimientos, pensamientos, sensaciones corporales, impulsos) y eventos externos usando nuestros sentidos (es decir, gusto, vista, oído, tacto, olfato) con el objetivo de describirlos a ti misma o a otros y decidir cómo desea participar o actuar.
Las habilidades Qué se pueden usar para practicar la atención plena en tu tiempo con Dios:
1. Observa tus pensamientos y sentimientos cuando estés orando o leyendo la Biblia.
2. Describelos a Dios ya sea hablando con Él o escribiéndonos en un diario.
3. Reflexiona para comprender mejor lo que está pensando y sintiendo. Puede hacer preguntas o exponer sus necesidades o las de otros.
Usar las habilidades del “Qué” te ayudará a aumentar tu conciencia y estar más presente en tus prácticas espirituales y, en consecuencia, esto puede ayudarte a construir una relación más fuerte con Dios.
La Práctica Hace la Perfección
Cuando se trata de atención plena, la única forma de aumentar y cosechar los beneficios es practicar. Esto no solo te puede ayudar a acercarte más a Dios, pero también puede ayudarte a florecer en tu vida ya que aprenderás a estar más presente en tu vida actual y menos en las preocupaciones y temores del futuro o los remordimientos del pasado.
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