Escrito for Alyssa Pebbles, con contribuciones de Analin Flores, LMFT
Ser madre de un niño(a) pequeño(a) es muy divertido, sin embargo, también puede ser completamente agotador, por lo que no hay por qué sentirse sola cuando te enfrentas a problemas. Tal vez ya llegaste al primer gran paso, el primer año, y muy probablemente esperabas que las cosas fueran más fáciles de aquí en adelante, pero de repente te sorprende la atención y la energía constante que tu pequeño requiere de ti. No es raro desarrollar ansiedad o depresión a medida que tu hijo pasa a esta etapa exigente, de entre los 1-3 años, especialmente si es tu primer hijo.
Depresión Posparto Y Ansiedad Después de Un Año
A menudo pensamos que la Depresión Posparto (PPD por sus siglas en Inglés) y la Ansiedad (PPA por sus siglas en Inglés) solo ocurren en los primeros meses del período posparto, justo después del nacimiento del bebé. Y si bien esta es la experiencia de muchas mamás, para algunas otras mujeres también puede presentarse más tarde. Por ejemplo, después de que el bebe cumple su primer año y se convierte en un niño pequeño, o como dicen en Inglés, un toddler.
El período perinatal en realidad se define como los primeros dos años después del nacimiento de un niño, y los trastornos del estado de ánimo, como Depresión Posparto (PPD) y la Ansiedad Post-Parto (PPA), pueden desarrollarse en cualquier momento durante este período de dos años. Si bien las etapas iniciales de la infancia son difíciles para una mamá, también lo son los primeros años.
Si padece uno o ambos de estos trastornos del estado de ánimo, es importante que busques ayuda en forma de terapia y/o atención médica. Sin embargo, también hay formas en que puedes trabajar tus emociones y aprender a gestionar el estrés para facilitar tu día a día.
Aceptación/Validación
Cuando vives experiencias de emociones negativas muy abrumadoras, una de las mejores maneras para lidiar con ellas es simplemente aceptando estas emociones y dejándolas ser lo que son, solo una emoción, en lugar de tratar de ignorarlas y suprimirlas o juzgarlas como “incorrectas.”
Cuando nos juzgamos o nos decimos a nosotras mismas que no deberíamos estar sintiendo tales emociones y nos avergonzamos por sentirlas, las hacemos aún más insoportables. Nuestras emociones están tratando de darnos información, y es importante que las escuchemos, o se volverán más intensas hasta que les hagamos caso.
La próxima vez que te sientas abrumada por emociones negativas, tómate un minuto para respirar profundamente y simplemente permítete sentir. Puedes platicar contigo misma, y decirte a ti que estarás bien y es normal sentirse así en ese momento. Recuerda que estás en una etapa de crianza difícil, y tiene sentido sentir lo que sientes.
Podrás notar que a medida que te permitas tomar un momento para sentir, la sensación pasará más rápido y cada vez será más fácil continuar con tu día, en lugar de quedarte atascada o debilitada por estas emociones. Validar nuestras emociones es una forma de liberarlas y lograr dejar atrás el peso de ellas día a día.
Autocuidado
El cuidado personal es fundamental cuando se tiene un pequeño. Él pequeño requiere de mucha de tu energía a lo largo del día y el poder reponerse es vital, de lo contrario te agotará y te desgastarás por completo.
Hay un sinfín de formas para cuidarse y apapacharse a sí misma; la clave es encontrar lo que mejor te funciona a ti. Un buen lugar para comenzar es analizando lo que te gusta hacer y tratar de encontrar la forma de incorporar más de esas cosas que disfrutas en tu día. Por ejemplo, si te encanta salir y correr, compra una carriola para trotar y lleva a tu hijo contigo a un parque a trotar. Si disfrutas de un baño caliente al final de un largo día, tómalo más a menudo después de acostar a tu hijo. Si al cocinar te animas, explora nuevas recetas mientras tu hijo duerme la siesta, o juega a tu alcance. Intenta crear más tiempo todos los días para hacer lo que sea que te rejuvenece, con o sin tus hijos.
Apego Con Tu Pequeño
Cuando se está luchando contra la ansiedad y/o la depresión, es fácil perderse los buenos momentos del día. Una gran manera de combatir esto es pasar tiempo intencionalmente con tu niño pequeño y conectarte con él, en lugar de simplemente tratar de sobrevivir el día con él.
Puedes lograr esto de varias maneras. Una de ellas podría ser acostarse en el piso y jugar con el pequeño durante diez minutos antes de encender un programa de televisión o enseñarles una nueva habilidad. Puedes tomarte un tiempo para leerle o cantar una canción juntos. Realiza actividades que te hagan sentir más cerca de tu hijo(a) y encontrarás más propósito y significado en lo mundano todos los días a su lado.
Construyendo Apoyo Social
Cada vez que atravesamos dificultades en la vida, la comunidad y el apoyo social son de suma importancia. No todo se puede hacer sola, y no tienes por qué hacerlo. Necesitas una tribu de personas que estén allí para ti y te brinden apoyo, ya sean otras mamás, un grupo pequeño de la iglesia o simplemente amigos cercanos. Realmente se necesita un pueblo para criar a un pequeño.
Si aún no has conectado con algún grupo de madres, ahora es un buen momento para hacerlo. Encontrarás consuelo y aliento en otras mamás que están en la misma etapa que tú, o tienen experiencia y sabiduría para compartir contigo. Puedes encontrar grupos en línea, tu iglesia o iglesias en tu comunidad, y también puedes preguntar al respecto de esto en algún centro comunitario.
Puede ser intimidante encontrar una comunidad para mamás de niños pequeños, pero realmente vale la pena el tiempo y esfuerzo. El tener a otras personas a tu alrededor que entienden lo que estás viviendo y están allí para apoyarte y alentarte puede marcar la diferencia cuando se trata de tu salud mental.
Habilidades De Respiración Profunda Y Calma
A veces, todo lo que puedes hacer cuando vives emociones negativas intensas es simplemente calmarte en el momento, aunque sientas que estás en crisis. Por ejemplo, si sientes que estás empezando a entrar en pánico, hay una serie de técnicas que puedes usar para relajarte. Tienes que encontrar lo que funciona mejor para ti, ya sea la oración, la mediación o la respiración profunda.
El simple hecho de detenerse para tomar algunas respiraciones profundas, incluso si tu hijo está llorando incontrolablemente y demandando tu atención, puede ayudarte a regresar a un espacio mental sano en el que puedas lidiar con el pequeño en vez de sentirte derribada por completo por tus emociones o la ansiedad.
Lo que sea que necesites hacer en el momento para calmarte, hazlo. Pon todo lo demás en espera durante solo dos o tres minutos, de esta manera puedes atenderte a ti primero. Tu hijo estará bien, siempre y cuando esté en un lugar seguro o a la vista. Es más importante cuidarte a ti misma en el momento para poder cuidar de tu pequeñín una vez que te hayas calmado.
Flexibilidad
Finalmente, es clave aprender a ser flexible cuando tienes un niño pequeño. Los días van a ser impredecibles, así que cuanto más te aferres a las expectativas de cómo deberían verse tus días o qué deberías poder lograr, más estrés sentirás.
Reconoce que esta es solo una temporada de tu vida y que pasará. Por ahora, las cosas van a ser un poco desordenadas y caóticas, y tienes que estar dispuesta a aceptarlo. Siéntete bien, aun cuando las cosas no marchan según lo planeado y date la libertad de relajarte. Está bien si los platos no se lavan de inmediato o si la ropa se acumula.
Haz lo que puedas y ya, suelta lo demás; preocuparte por lo que falta o no alcanzas a terminar, no te hará sentir mejor. Algunos días podrás lograr mucho, y otros días la casa será un desastre y no se hará nada. Todo está bien. Lo que importa es que te cuides a ti y a tu hijo(a), y todo lo demás puede esperar y resolverse en otro momento.
Te animamos a practicar estas estrategias y si aun necesitas apoyo, estamos aquí para ayudarte.
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