Sabemos que la depresión es frecuente entre los adultos, y la mayoría de nosotros hemos experimentado depresión en algún momento de nuestra vida como adultos, pero ¿sabías que también puede afectar a los niños, especialmente a las niñas preadolescentes y adolescentes? Lamentablemente, 1.9 millones (o 3.2%) de los niños entre 3 y 17 años de edad han sido diagnosticados con depresión.
Tenemos que preguntarnos, ¿por qué? Pero antes de profundizar en eso, necesitamos entender que la depresión puede manifestarse de manera diferente en los niños que en los adultos. De hecho, la ira o actuar descontroladamente pueden ser señales reveladoras de depresión en los niños, pero puede ser fácil pasarlo por alto, ya que puedes pensar que estas señalan un problema de comportamiento u otros problemas.
Entonces, ¿cuáles son las formas en que la depresión puede aparecer en nuestras hijas adolescentes, por qué podrían estar deprimidas y qué podemos hacer como madres para ayudarlas?
Síntomas de Depresión en las Jovencitas
Hay señales de depresión que son comunes tanto en adultos como en niñas, que incluyen:
· Sentirse triste, desesperada o irritable
· No disfrutar de las cosas, que una vez si disfrutaron
· Cambios en los hábitos alimenticios o de sueño
· Baja energía
· Disminución en las Funciones cognitivas como enfoque y memoria corta.
· Sentimientos de inutilidad / baja autoestima
· Riego de comportamientos auto lesivos
Estas son las señales más obvias, pero la diferencia entre la depresión infantil y adulta puede revelarse como ira o comportamientos descontrolados. Su hija puede meterse en problemas en la escuela o negarse a escucharte en casa. Ella puede estar constantemente haciendo rabietas o metiéndose en peleas con sus hermanos y amigas. Antes de sacar conclusiones de que tiene un problema de conducta, intente hablar con ella y ver si también está experimentando alguno de los síntomas de depresión mencionados anteriormente. Es posible que te sorprendas al conocer que en realidad está deprimida.
Por qué su Hija puede estar Experimentando Depresión
Ninguna madre quiere descubrir que su hija está deprimida, pero realmente no podemos ayudarlas a mejorar a menos que hagamos el trabajo de investigación, incluso si ese trabajo nos apunta con la flecha. Si bien existen numerosos factores que pueden hacer que tu hija se deprima, como cambios hormonales, grandes cambios en la familia, perdidas de seres queridos, mudanzas, cambios de escuela, problemas con las amigas en la escuela, baja autoestima, problemas académicos, relaciones románticas... etc., a menudo nosotras, como madres, podemos ser el mayor factor contribuyente si estamos luchando contra la depresión o problemas de salud mental.
Podemos proyectar involuntariamente hacia nuestros hijos nuestras propias luchas; no somos islas, y nuestras hijas pueden captar nuestro estado mental. Esta no es una razón para culparnos o avergonzarnos a nosotras mismas, sino más bien para echar un vistazo a lo que está sucediendo en nuestros propios mundos para identificar la raíz de nuestra propia depresión, y luego podemos entender cómo eso está afectando a nuestras hijas.
Entonces, ¿qué podemos hacer para sanar tanto a nuestras hijas como a nosotras mismas? Aquí hay algunas herramientas que puedes usar:
Reconoce y Valida las Emociones
Lo peor que puedes hacer con tus sentimientos es fingir que no existen o invalidarlos. Tal vez has estado haciendo esto con tus propios sentimientos y te puede sorprende descubrir que tu hija puede estar deprimida porque no muestras ninguna emoción a su alrededor. Pero tal vez ese sea precisamente el problema: la supresión de tus emociones inadvertidamente le enseña a tu hija que no está bien expresar sus sentimientos y, por lo tanto, pueden adormecer y reprimir sus propios sentimientos negativos.
Dado que suprimir las emociones no las hace desaparecer, sino que se almacenan en tu interior hasta que la persona finalmente es aplastada por el peso de ellas, lo que conlleva a un inmenso aislamiento y depresión. Reconoce que es favorable y realmente saludable expresar las emociones de manera apropiada alrededor de tu hija, y eso la alentará a ser abierta sobre sus sentimientos contigo. Si ella siente que es seguro hablar contigo sobre sus emociones, será mucho menos probable que las interiorice y se deprima.
Cuídate a ti Misma y a tu Hija
No solo necesitamos reconocer y validar nuestras emociones y las de nuestras hijas, sino que también debemos mostrar cuidado y consuelo, por nosotras mismas y por ellas. Si no nos cuidamos y aprendemos a procesar nuestras emociones negativas, tampoco podremos ayudar a nuestras adolescentes a hacerlo. Aquí es donde es importante aprender buenas estrategias de cuidado personal, que pueden ser cualquier cosa, desde el ejercicio diario hasta la lectura de un buen libro en un área agradable en tu casa.
Hablar con una terapista también puede ayudarte a llegar a la raíz de los problemas emocionales profundamente arraigados. Aprende lo que lo te puede restaurar y rejuvenecer cuando experimenta emociones duras, y asegúrete de llenar tu propia taza antes de tratar de llenar la de tu hija. Una vez que tu taza esté llena, estarás mucho más equipada para ayudar a tu hija desde un lugar de amor y abundancia.
Apoyo Social
Así como necesitas que tus amigos y familiares te ayuden en tiempos difíciles, tus hijas también lo necesitan. Los problemas de amistad pueden ser una gran causa de depresión en las niñas, especialmente durante la adolescencia. Es fundamental que tu hija tenga o desarrolle amistades que la apoyen y la eleven en cada etapa de la adolescencia.
Esto puede ser difícil ya que no puedes controlar con quién tu hija pasa su tiempo en la escuela, pero puedes darle un buen ejemplo de cómo se ven las relaciones saludables y alentarlas a encontrar esas relaciones. También puedes ayudarle a involucrarse en actividades después de la escuela donde puede interactuar con otras muchachas (os) de su edad que comparten los mismos intereses que ella o inscribirla en un grupo de jóvenes a través de tu iglesia local.
Si bien sientes que no tienes mucho control, sí tienes influencia, así que usa esa influencia sabiamente y tus hijos prosperarán.
Seguridad
Por último, pero no menos importante, debes asegurarte de que tus hijos estén seguros. La depresión en los niños y adolescentes puede ser una señal de advertencia de que hay un área de sus vidas en la que no se sienten seguros, ya sea en la escuela, con amigos o incluso bajo tu propio techo. Es posible que no estén físicamente en peligro (o pueden estarlo, si están siendo intimidados físicamente en la escuela o en otro lugar), pero si no se sienten seguros, entonces debes tomarlo en serio.
Hable con tu hija y simplemente pregúntele si hay algún área en la que no se sienta segura emocional o físicamente. Su respuesta puede tomarte por sorpresa, ¡es posible que no se sientan seguros a tu alrededor! Si este es el caso, no seas dura contigo misma, sino más bien averigua qué puedes hacer para ser mejor para tus hijos usando las estrategias anteriores. Si hay problemas de seguridad genuinos en la escuela o en otro lugar, asegúrate de tomar medidas de inmediato planteándolo con el personal de la escuela.
Si la depresión no se aborda desde el principio, puede llevar a tu hija tener pensamientos de no querer vivir, autolesionarse o comportamientos de riesgo. Estos también son síntomas de depresión y no deben tomarse a la ligera. En estos casos, busque apoyo profesional inmediato para que su hija la mantenga a salvo, reciba apoyo y aprenda habilidades de afrontamiento saludables. Puedes llamar a la Línea Directa Nacional Suicida las 24 horas del día, los 7 días de la semana para buscar orientación sobre cómo ayudar a tu hija y/o que tu hija hable con un consejero. El Teléfono es 1-888-628-9454.
Hagas lo que hagas, no ignores a tu hija. Escucha atentamente lo que está diciendo (o no diciendo), y muéstrale que realmente te preocupas y quieres ayudarla. Solo el hacerla sentir escuchada puede hacer una gran diferencia.
Aunque puede ser angustiante descubrir que tu hija está deprimida, conoce que no estás sola y no te culpes a ti misma. Proponte a tener conversaciones con ella para profundizar en lo que está pasando. Una vez que ella se siente apoyada por ti, estás en el camino correcto. Pero si sientes que no puedes ayudarla por tu cuenta, puedes encontrar un terapista que se especialice en asesorar a las adolescentes. Los niños son resistentes y absolutamente pueden mejorar, más rápido de lo que piensas.
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