No hay duda de que es difícil ser mujer. Y una de las cosas más difíciles que podemos enfrentar como mujeres es cómo vemos nuestros cuerpos, y cuánto esto afecta todo lo demás en nuestras vidas.
Ya sea que siempre hayas tenido problemas con tu apariencia, que te compares constantemente con otras mujeres, que no tengas una relación saludable con la comida o que tu cuerpo haya pasado por cambios durante un embarazo, no estás sola. Prácticamente todas las mujeres pueden relacionarse, ya que en nuestro mundo moderno todas somos bombardeadas por un millón de fuentes diferentes que promueven la forma "ideal" en que una mujer debería verse.
En esencia, todos buscamos amor y aceptación. Pero, lamentablemente, en una sociedad que acepta o rechaza en función de la apariencia, es fácil caer en la trampa de tratar de ganar esa aceptación a través de la forma en que nos vemos, o de rechazarnos a nosotras mismas cuando sentimos que nos quedamos cortas.
Veamos algunas formas en las que somos influenciados en la forma en que vemos nuestros cuerpos y qué podemos hacer para cambiar la narrativa en nuestras mentes.
Comparación
Puede parecer obvio, pero una de las formas más seguras de destruir nuestra propia imagen corporal es comparándonos con los demás. No importa si pensamos que nos vemos mejor o peor; de cualquier manera, estamos poniendo nuestro valor en nuestra apariencia, lo que en última instancia es un esfuerzo infructuoso.
Podemos experimentar vergüenza cuando vemos a otras mujeres que creemos que son más bonitas, más delgadas, más atléticas, etc. que nosotras. Es fácil caer en un espiral interno de diálogos negativos y autocrítica cuando nos sentimos menos que.
O si pensamos que somos superiores a las demás de alguna manera debido a cómo nos vemos, comenzamos a caer en un espiral de orgullo, lo que puede hacer que nos sintamos mejor por un tiempo, pero finalmente puede aislarnos de los demás y brindarnos una falsa sensación de seguridad.
En última instancia, nuestro valor no proviene de la belleza exterior, por lo que cuando nos comparamos con las demás basándonos únicamente en la apariencia, estamos perdiendo el tiempo y no entendemos el punto de lo que realmente cuenta.
Televisión y Redes Sociales
Hoy en día, con la televisión y las redes sociales constantemente al alcance de la mano, no es de extrañar que estemos experimentando una crisis de imagen corporal colectiva. Aunque muchas empresas e individuos se están moviendo hacia mensajes corporales más positivos, aun es difícil no vernos reflejadas en estrellas de televisión, cine, o personas de influencia en las redes sociales.
Así como nos comparamos con otras mujeres en nuestras vidas, también (y quizás de manera más insidiosa) nos comparamos con las mujeres que vemos en los medios. Esto puede tener efectos aún más dañinos en nuestras vidas que compararnos con las mujeres que nos rodean, porque lo que se muestra en los medios a menudo no es la realidad: estamos comparando lo que menos nos gusta de nosotras con la imagen “perfecta” lograda con maquillaje, cirugías y filtros.
Creando límites alrededor de los medios es una excelente manera de protegernos de comparaciones innecesarias. Esos límites se verán diferentes para cada mujer, pero encuentra lo que funciona mejor para ti para mantenerte conectada a la realidad.
Expectativas de amigos y familiares
Nuestros amigos y familiares pueden tener el poder de hacer o deshacer nuestra imagen corporal, especialmente porque generalmente somos influenciadas por ellos a una edad joven e impresionable.
Por ejemplo, si tu madre siempre estuvo preocupada por tu peso mientras crecías, es posible que también hayas desarrollado una lucha de por vida con tu peso. Tal vez desarrollaste trastornos de la alimentación o hiciste ejercicio compulsivamente para tratar de mantenerte delgada. Nunca fuiste capaz de ver tu cuerpo como bello, sino como una carga.
La presión de grupo en la escuela o en nuestros círculos de amigas también nos afecta. Si todas tus amigas lucen o se esfuerzan por lucir de cierta manera, inevitablemente tú también te esforzarás por lograrlo, ya sea posible o no.
Por eso es fundamental tener personas en nuestras vidas que nos apoyen y nos amen tal y como somos, sin presiones ni expectativas sobre nuestros cuerpos. Y nosotras tambien podemos ser esa persona para los demás.
Trastorno dismórfico corporal (TDC)
Una de cada cincuenta mujeres lucha contra el trastorno dismórfico corporal (TDC). El TDC se define como la excesiva preocupación por defectos percibidos o reales de tu apariencia.
El trastorno dismórfico corporal puede tener su origen en la comparación, los mensajes internalizados de las redes sociales o de nuestros amigos y familiares. No es difícil ver por qué este trastorno es tan frecuente en el mundo actual que está obsesionado con la apariencia, pero eso no significa que debamos simplemente aceptarlo como algo inevitable.
Si tu o alguien que conoces tiene problemas con BDD, comunícate con una terapista capacitada para que le ayude.
Aboga por la belleza interior y la buena salud
Aunque parece que todo en nuestra cultura está en nuestra contra cuando se trata de tener una imagen corporal positiva, hay muchas cosas que podemos hacer y áreas en las que podemos enfocarnos para comenzar a cambiar la forma en que nos vemos a nosotras mismas.
Obten una perspectiva bíblica sobre la belleza
Hay muchas escrituras que abordan el tema de la belleza y la apariencia, y ninguna de ellas indica que la apariencia en sí misma tenga algún valor.
Más bien, a medida que estudies la Palabra de Dios, encontrarás que nuestro valor se encuentra únicamente en Jesús. La belleza exterior es fugaz, pero la belleza interior que brilla en un alma enamorada de Dios dura para siempre.
Algunas escrituras de referencia con respecto a la belleza incluyen 1 Pedro 3: 3-4, Salmos 139:14, Cantar de los Cantares 4: 7 y 1 Samuel 16: 7.
Ora para que el Señor te ayude a redefinir la belleza para ti y para los demás. Pídele que te ayude a ver qué es la verdadera belleza y que te ayude a liberarte de tus inseguridades sobre tu apariencia física. Verás cómo cambian tus creencias sobre la belleza mientras meditas en lo que Dios dice.
Concéntrese en tu salud
Cuando priorizamos nuestra salud, a menudo nos sentimos más hermosas como resultado. Cuando tienes un cuerpo fuerte y saludable, ¡es difícil no sentirte increíble contigo misma!
Hay muchas maneras de comenzar a trabajar en tu salud, pero simplemente moverse todos los días y salir al aire libre es un gran comienzo. Piensa qué tipo de actividad física te gusta hacer y haz un poco todos los días, ¡incluso si solo es caminar!
También puedes enfocarte en qué alimentos estás comiendo y si están ayudando a tu salud o no. Los supermercados hoy en día están llenos de comida chatarra y procesada, aléjate de ellas y concéntrate en comer alimentos integrales y cocinar comidas en casa. Tu cuerpo te lo agradecerá!
Celebra tu singularidad
Finalmente, reconoce que fuiste creada únicamente a la imagen de Dios, por consiguiente, ¡no debes parecerte a nadie más! Tienes tu propia belleza especial que brilla.
Casi todas nuestras luchas con nuestra apariencia provienen de la expectativa de que "se supone" que debemos lucir de cierta manera. Pero si podemos aceptar nuestros cuerpos tal como somos, podemos comenzar a abrazar nuestra verdadera belleza, y así nutrir y cuidar nuestros cuerpos.
El mundo seguirá tratando de derrotarte y hacerte sentir menos, pero tienes el poder de cambiar tu percepción de ti misma de lo que crees. ¡Eres hermosa, tal como eres!
En Florecer queremos apoyarte en tu camino de sanación y el amor propio. Vemos a cada mujer en su totalidad e integramos la terapia profesional de salud mental, la fe cristiana, cultura y valores familiares. Da el primer paso y contáctanos hoy.
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