Hola amigas,
Hola amigas, les presento a Alyssa! Ella es una escritora de fe y está compartiendo con nosotros su historia hacia la maternidad. Ella dará a luz a su bebé este mes. Ya sea que te identifiques como una mujer de fe o no, su historia tiene muchos pensamientos y emociones comunes que muchas nuevas mamás no se atreven a compartir. ¡Este blog normaliza todos estos pensamientos y emociones y anima a las nuevas madres a entrar de lleno en esta travesía! Analin F.
Es curioso cómo Dios elige cosas para nuestras vidas que nunca planeamos. Y de repente se nos pide que entremos en roles en los que nunca pensamos que entraríamos, o al menos cuando no lo hemos planeado.
Para mí en este momento, eso es la maternidad.
Este no era nuestro plan. Mi esposo y yo no queríamos tener hijos hasta años después (mi esposo ciertamente unos años más que yo). Queríamos tener nuestros primeros años maravillosos de luna de miel, solo los dos. Queríamos estar financieramente estables con un perro, una casa y un patio antes de que llegara un pequeño bebé llorando. Teníamos nuestros objetivos y nuestras visiones y nuestras ideas sobre cómo se suponía que debía ser todo esto.
Y luego, cuatro meses después de nuestro matrimonio, estaba tres días tarde. Y pensé que no era la gran cosa hasta que mi pequeño app me dijo que era hora de tomar una prueba de embarazo. Así que lo primero que hice esa mañana fresca de noviembre fue de correr al Safeway mas cercano y pedirle a una adolescente incómoda que me diera una Primera Prueba de Embarazo del gabinete con llave.
Probablemente se pueden imaginar cómo va la historia a partir de ese momento. ¡Estábamos en shock! No sabíamos cómo manejar esta noticia, ambos sentimos una mezcla de devastación y alegría (esta última más para mí que para él). Acabamos de empezar a alcanzar un ritmo cómodo en nuestro matrimonio y ahora esto lo iba a desajustar todo.
No estábamos preparados para un niño. Yo, no estaba lista para un niño.
Nos dirigimos a la casa de los padres de mi esposo esa mañana para tener la cena de Acción de Gracias temprano con ellos. ¡Estábamos llenos de pánico! Decidimos no decírselos todavía, ya que no podíamos ni siquiera procesar realmente lo que estaba sucediendo. La última vez que habíamos visto a sus padres les dijimos que iba a empezar el programa de posgrado. Esa mañana me hicieron preguntas sobre el programa de posgrado y les seguí la corriente, a pesar de que tanto mi esposo como yo sabíamos que esto ya no era una opción. ¡No por ahora!
El fin de semana fue todo muy borroso. De hecho, los últimos nueve meses han sido muy borrosos. Han habido tantos momentos dolorosos y alegres en el proceso de crecimiento de este bebé, pero a lo largo de este embarazo, la pregunta que persiste y que esta impregna en mis pensamientos es: ¿Acaso seré una buena madre?
¿Quién soy yo para criar a un hijo? ¿Quién soy yo para asumir esta enorme responsabilidad de criar a un ser humano?
Todavía no tenemos el perro, así que ni siquiera conozco mis habilidades de cuidar a un cachorro. Saltamos directamente a lo que se siente como lo más grande responsabilidad, y aunque estoy segura de que Dios va a cuidar de nosotros y vamos a estar bien, las dudas todavía se continúan colando. Y empiezo a preguntarme si estoy calificada para esta enorme responsabilidad (y bendición) que Él me está encomendando.
Qué tal si problemas de salud se interponen en el camino de mi maternidad? ¿Qué pasa si tengo depresión posparto y no puedo cuidar de él? ¿Qué pasa si tiene problemas emocionales o cognitivos? Y que tal si... Y que tal si... ¡¿Y que tal si?
Pero, ¿Y QUE TAL SI Dios es bueno? ¿Qué pasa si Él es digno de mi confianza y sabe lo que está haciendo? ¿Qué pasaría si lo que veo como un accidente es Su perfecto plan para mi vida? ¿Qué tal si el plan que habíamos elaborado para nosotros no hubiera sido tan gratificante y satisfactorio como el plan de El para nosotros?
"Porque yo se los pensamientos que tengo acerca de ustedes, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para darles el fin que esperan.” ~Jeremías 29:11
Dios no nos pidió permiso para darnos este pequeño. Pero Él ha sostenido a este bebé durante los últimos nueve meses de una manera que sólo puedo atribuírselo a Él. A pesar de todas las probabilidades en su contra debido a mis problemas de salud, él ha estado creciendo de una manera constante y valiente. ¡Él realmente es un pequeño milagro! Si Dios ha cuidado de mi bebé tan bien hasta ahora, sé que no tengo nada de qué preocuparme al otro lado después del parto.
Ninguna cantidad de libros, clases de crianza o productos para bebés de alta gama me harán una buena madre. Seré una buena madre porque Dios me ha elegido para ser madre. Él me califica, y si me aferro a Él, Él me sostendrá durante toda mi travesía materna. Sé que tendré un millón de momentos en los que no tendré absolutamente ninguna idea de qué hacer, pero en esos momentos sé que puedo confiar en Él para recibir ayuda y descansar de que está bien no saberlo todo.
En lo que sea que no te sientas calificada, ya sea en un trabajo o un deporte, quiero que sepas que, si estás en ese rol, entonces estás calificada. No es un error. Se te dio una responsabilidad y puedes escoger sentirte que no eres lo suficientemente buena o indigna de ello, o puedes confiar en que estás donde debes estar y vivirlo plenamente. No serás perfecta y cometerás muchos errores, pero eso no te descalifica.
Habrá muchas veces en la vida que tendremos que ponernos en zapatos que no nos sentimos lo suficientemente grandes como para llenarlos. Y esos son los mejores momentos de fe: ¿confiaremos lo suficiente en Dios de que El nos ayudara llenarlos? Estas son las mejores oportunidades para aprender de lo que somos realmente capaces y en quién podríamos llegar a ser. Pero si nos detenemos por miedo, nunca veremos todo ese potencial llegue a buen término.
No estoy lista para ser mama, pero este bebé necesita que lo sea. Y hay personas en tu vida que necesitan que des un paso adelante en tu rol, ya sea que te sientas o no lista. Te sorprenderás de lo que Dios hará cuando digas, ¡Si!
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Inevitablemente, la maternidad trae un gran cambio para las mujeres. Los primeros años serán un tiempo para adaptarse a cuidar y criar a un ser humano que dependerá completamente de ti. Tomará tiempo el adaptarse y encontrar un buen ritmo de vida. Si notas que te está resultando difícil hacer frente a los nuevos cambios, no dudes en comunicarte y buscar apoyo profesional.